Las luces de las calles, el olor a castañas asadas y el frio, hacìan presentir que Las Navidades estaban próximas. Este año tenian que ser diferentes.
Los escaparates llamaban la atención de los transeuntes, juguetes de todas clases, trenes, muñecas andadoras, pero de repente algo llamó la atención de aquel matrimonio, era rojo y desde el asiento salian unos pedales que junto con el volante podian hacer la delicia de cualquier chiquillo.
Estaba decidido, harian un esfuerzo economico, ella no se compraría aquellos zapatos que tanto le gustaban y el dejaría para otro momento aquel libro, todo por ver la cara de felicidad del mas pequeño de sus hijos.
La cena aunque no muy abundante fue amena y divertida, lo importante era el roscón que los niños comian y comian solo por ver si la ansiada sorpresa les tocaba.
Todos dormian, los padres sigilosamente iban colocando los regalos en los zapatos de cada niño, sacaron el coche rojo de su caja de cartón y lo colocaron donde lo vieran cuando se levantaran.
Estaban en la cama cuando oyeron unos susurros que iban in crescendo hasta convertirse en risas y gritos de alegría. Se asomaron los dos y........!!!!!!ALLÍ ESTABA!!!!!! Su hijo pequeño dentro de la caja del precioso coche rojo y tirado por su hermano mayor que le había atado una cuerda.
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